Friday, August 04, 2006

NOTICIAS SOBRE ALEMANES EN MÉXICO DURANTE EL TRIUNVIRATO Y LA PRESIDENCIA DE VICTORIA .Por Brígida M Von Mentz de Boege

COMERCIANTES: EL CAPITAL MERCANTIL ALEMÁN EN MÉXICO

Los primeros agentes de la compañía mercantil alemana más importante llegan a México en marzo de 1823, en una época de desasosiego y alboroto, pues tanto conservadores o centralistas como liberales federalistas se jactaban de la destitución del emperador Agustín I, considerado “tirano”, pero quien al parecer había gozado de la simpatía de “la plebe” de la capital.[
1] En un ambiente de gran optimismo el Congreso mexicano procedía a instalar en el país recién independizado el sistema republicano.

Los alemanes recién llegados (Sulzer, Schneider, Buchan y Matthiessen) representaban a la Compañía Alemana de Indias, como se llamó en español la Rheinisch-Westindische Companie, fundada por los empresarios más destacados de las provincias prusianas del Rin y que incluso contaba con el apoyo financiero de la casa reinante en Berlín. Los accionistas habían fundado esta sociedad con el fin de eliminar a los comerciantes intermediarios ingleses, en un intento de conquistar los mercados iberoamericanos para las mercancías alemanas.

La atención de nuestros industriales —decía un destacado empresario— debe dirigirse hacia regiones lejanas, donde no existan fábricas y donde la cultura de los hombres todavía está tan atrasada respecto a la de los europeos, que no hay que temer competencia aborigen.[
2]

Los agentes traían en consignación al desembarcar en Veracruz mercancías aseguradas por un valor de 350 000 escudos prusianos o sea 269 231 pesos, y en documentos del Archivo General de la Nación de México consta que las autoridades mexicanas exceptuaron a los alemanes del pago inmediato de arancel aduanal. Este impuesto del 25% del valor total se les permitió pagarlo meses más tarde.[
3]
En el puerto las ventas rindieron en seguida grandes utilidades, pues sobre todo el lino alemán encontró gran demanda.[
4] Por eso pronto decidieron los directores abrir una agencia en la capital mexicana, donde, claro está, era mayor el mercado para las mercancías de fierro, telas finas, encajes, pañuelos, prendas de vestir, joyería, armas, instrumentos musicales etcétera, que ofrecían. Pronto remitían los agentes hacia Alemania a sus consignatarios las ganancias obtenidas en forma de una carga de monedas de plata.[5] El mismo otoño de 1823 zarpa una nueva carga de mercancías alemanas hacia México. En 1824 la Compañía Alemana de Indias era ya una casa comercial o “almacén”, como se decía en esa época, floreciente tanto en la capital mexicana como en Veracruz.

Apréciense en el siguiente cuadro cómo aumentan las exportaciones alemanas hacia América en esos años:

Valor total de exportaciones hacia América
Año
Escudos
1821
300 000
1823
704 000
1824
948 120[
6]

Aunque la Compañía Alemana de Indias representaba a muchos industriales alemanes, sin embargo, no fueron sus agentes los primeros alemanes en el México independiente. Recibos de pagos de aranceles aduanales, documentos que legalizan envíos o recibos de mercancías en los puertos y otros testimonios en el Archivo General de la Nación[7] muestran que en 1823 la casa alemana Behrmann y Müller ya está establecida en Veracruz y —temporal o continuamente— en Alvarado y comercia con mercancías sumamente variadas.[8]

También el almacén Hartley, Green & Ruperti es una casa germano-inglesa ya establecida en la capital en 1823 y que es solamente uno de los muchos ejemplos de comercios de socios ingleses y alemanes, así como también consta que en Tampico opera en esa época la afamada casa comercial de Bremen: Spitta, Hagedorn & Co.[9]
En general, las ciudades hanseáticas habían asumido desde 1821 el papel de intermediarios más importantes, entre los fabricantes alemanes y el mercado mexicano compitiendo con los ingleses. Son ellas por eso las que con más ímpetu presionan a las diferentes autoridades alemanas a reconocer oficialmente el gobierno mexicano.

Estas relaciones diplomáticas entre los Estados alemanes y México se explicarán en la tercera sección de este ensayo.

Humboldt había escrito cartas de recomendación a Sulzer y Schneider, los primeros agentes, cuando en 1823 acompañaban la primera carga alemana hacia México. Resultó ser tal el éxito su agencia en México, que ya en 1824 estos alemanes deciden independizarse fundando casas de comercio propias.[10] Ésta será la tendencia general que se puede observar en todos los agentes, socios o dependientes de los almacenes, tanto alemanes como ingleses, franceses o norteamericanos. Es asombrosa, pues, la cantidad de casas de comercio en México en estos primeros años de vida independiente, época de gran auge del capitalismo comercial en este país.
Hacia 1827 se tiene noticia de diez almacenes alemanes en la ciudad de México, diez en Veracruz, tres en Zacatecas e igual número en Alvarado, dos en Tampico y en Mazatlán, uno en Matamoros, así como en San Luis Potosí, en Ciudad del Carmen y en Aguascalientes.

Por lo general los comerciantes alemanes ofrecían a su clientela mexicana linos, artículos de seda, mercancías de fierro y acero; además artículos de vidrio y madera, juguetes, instrumentos de música, vinos y cervezas (apéndice 2).[11] Casi todas estas exportaciones, como se ha dicho, se realizaban a través de las ciudades hanseáticas. Por lo general se tendía a abandonar la costumbre de dar mercancías en comisión y en cambio preferían los comerciantes y empresarios abrir casas propias. De esta manera ejercían un control más directo sobre las ventas de los productos y se informaban más fácilmente sobre fluctuaciones en la demanda o en el gusto de la clientela. Así, afamadas casas alemanas fundan sus agencias en México.[12]
Constantemente traslucen en los reportes oficiales de los agentes de la Compañía Alemana de Indias quejas y lamentaciones de falta de representación diplomática. El hecho de no poder influir sobre el Congreso mexicano respecto a los nuevos aranceles aduanales desde 1826 se menciona constantemente. Al mismo tiempo se quejan los comerciantes alemanes de que ningún representante oficial pudiese “hacer valer nuestros intereses comerciales como lo hacen los ingleses o franceses”.[
13]

Efectivamente el mercado estaba dominado en esa época por casas inglesas, pero como en años posteriores los ingleses se concentraron en los negocios bancarios y mineros, en los años cincuenta hasta setenta tiene lugar un auge del comercio alemán en México. Esto lo ha estudiado en detalle Hendrik Dane en sus análisis, lamentablemente aún no traducido de las relaciones económicas entre Alemania, México y Centroamérica en los años 1821 a 1870.[14]

MINEROS: INVERSIONES ALEMANAS EN LA MINERÍA MEXICANA

Al igual que en el campo mercantil, la competencia inglesa fue poderosa para los alemanes en el de la minería. Atraídos por la disminución de impuestos sobre la extracción y beneficio de metales preciosos y el permiso a extranjeros de participar en ello en 1823,[15] tanto ingleses como alemanes formaron compañías mineras con desmesurado optimismo y con esperanzas de heredar de España las ganancias extraídas del subsuelo mexicano, tan famoso por su riqueza. Los ingleses fundaron más de siete compañías mineras, los americanos dos. Todas ellas, basadas en un optimismo ilusorio, fracasaron y perdieron su capital exceptuada la compañía de Bolaños.[16]

Los planes alemanes de explotar minas mexicanas surgieron a raíz del éxito de la Compañía Alemana de Indias. A principios de 1824 se fundó una nueva compañía que, si bien constaba parcialmente de los mismos accionistas, era independiente de la compañía mercantil. La nueva asociación se llamó Deutsch-Amerikanischer Berkwerkverein o sea Compañía Alemana-Americana de Minas y contaba con un capital inicial de 100 000 escudos prusianos. Como director de los trabajos de la compañía en México se nombró al mineralogista Wilhelm Stein, quien junto con V. Geerolt, así como con dos hermanos de Stein, un médico y varios otros mineros, parte hacia México en marzo de 1824. Llegan en la Lady Arabella, barco que, perteneciente a la empresa inglesa Goldsmith, conducía una parte del préstamo que esa casa había otorgado al gobierno mexicano.

Desembarcan en Alvarado, donde se alojan con el representante de un almacén alemán,[
17] y protegidos por las tropas de Victoria viajan a la capital donde establecen en junio de 1824 la primera compañía minera extranjera en México. Pocos días más tarde, sin embargo, se instala un grupo de mineros ingleses, grupo más numeroso y, sobre todo, respaldado por capitales mucho más grandes que los alemanes.
En la carta del director minero alemán dirigida a los accionistas se aprecian claramente cuál era la situación en la metrópoli mexicana en junio y julio de ese año, cuáles las amistades que entablan los alemanes, así como la opinión personal de Stein sobre el país. Por eso se reproduce en el apéndice 1, siendo de interés observar cómo son otra vez las cartas de recomendación de Humboldt las que les abren las puertas a los mineros alemanes, cómo se describe el estado de los estudios en el Colegio de Minería, cómo inmediatamente es el médico alemán quien atiende la herida de Vicente Guerrero.

La compañía minera alemana pronto adquiere varias minas, pero como están muy dispersas desde el sureste hasta el noroeste de la capital a una distancia de ella de 200 hasta 300 km, fue menester traer de Alemania muchos expertos técnicos para supervisar y dirigir los trabajos en México. A fines de 1825 y en 1826 llegan dos nuevos grupos alemanes a México. Hay que tener en cuenta que en 1825-1830 la minería alemana pasaba por una aguda crisis a raíz de la caída del precio del plomo originada por la competencia española. Muchas minas dejaron de trabajar, por lo que a los mineros les atraía salir hacia México.[18]

Hacia 1826 seguía prevaleciendo el optimismo, aunque los accionistas en Alemania no habían recibido las utilidades esperadas ya con ansiedad. En los reportes de los directores se hablaba de dificultades para iniciar los trabajos de extracción en las diferentes zonas, de obstáculos imprevistos como escasez de trabajadores, altos costos de instalaciones, pero al mismo tiempo se hacían cálculos optimistas de ganancias futuras. Además alentó mucho a los accionistas que Ward escribiera grandes elogios sobre la prudencia de los directores de la compañía alemana en México. Veía unidos en esa empresa alemana en México diligencia, economía y conocimientos científicos.[19]

Los alemanes trabajaban hacia fines de 1826 las minas mexicanas con los empleados alemanes enumeradas en el cuadro 2.

El análisis de los trabajos en estos distritos podría contribuir notablemente a la historia de la minería mexicana. Durante estos años, surgieron para los alemanes grandes dificultades, tanto con los operarios mexicanos como, sobre todo, de índole técnica.[20] Profundizar en esto llevaría muy lejos; baste señalar aquí al interesado la obra de Kruse, aún no traducida, en donde se relatan los obstáculos que se presentaron en cada mina.[21]

La mayoría de las minas se habían adquirido por contrato de avío, según el cual los propietarios tienen derecho a cierto porcentaje de las ganancias, y mientras no se presenten éstas, a una contribución anual, los llamados “alimentos”. Obviamente los propietarios mexicanos rentaron a los ingleses, alemanes y norteamericanos sobre todo las minas que más capital necesitaban para su reconstrucción e instalaciones; mientras tanto recibían sus “alimentos”.

Sin duda Wilhelm Stein se excedió al adquirir para la compañía minera alemana tantas minas y tan dispersas geográficamente. Posesionado del optimismo de esos años y de una actividad personal exorbitante, sobrecargó a la compañía con trabajos no realizables con modesto capital y asimismo con empresas difíciles de controlar por estar tan separadas entre sí.

En Elberfeld los ánimos de los accionistas se fueron opacando. Constantemente habían accedido a nuevos pagos, inclusive tomaron préstamos, se autorizaron nuevas instalaciones, pero ya en otoño de 1827 estipularon que se aumentaba por última vez el capital de la compañía. Estaban ya inquietísimos los capitalistas alemanes pues habían surgido rumores de que el agente director en México despilfarraba el dinero, tenía empresas propias y no se ocupaba por las de la compañía. De esas acusaciones la primera era injuriosa, las otras ciertas, aunque explicables.

W. Stein recibía un sueldo anual de aproximadamente 777 pesos, con alimentos y hospedaje pagados, lo que obviamente era muy poco ya que tenía que mantener una numerosa familia en Alemania y sus colegas ingleses en México recibían sueldos cinco o seis veces mayores. De ahí que trabajó por su propia cuenta minas, en Zacualpan, con capital de un inglés. La empresa fracasó, pero la hacienda de beneficio adjunta a su mina sí tuvo éxito, ya que en 1829 la convirtió en la fundición El Arco que sí rindió utilidades.[22] Sin embargo, el contrato con la compañía minera prohibía a Stein dedicarse a otros negocios.

Cuadro 2

Minas mexicanas trabajadas por los alemanes a fines de 1826
I. Inspección Chico
Mina de plata Arévalo
26 empleados alemanes


Mina de plata Santa Rosa
1 ingeniero de máquinas
Hacienda de beneficio La Purísima
1 ingeniero de construcción
Fundición San Juan Nepomuceno
2 directores mineros de mina
Mina de plomo Saltillo en el mineralCardenal.
1 director minero de hacienda3 herreros3 carpinteros2 albañiles, 1 fundidor, 1 preparador11 mineros
II. Inspección Zimapán
1. Mineral Zimapán
Mina de plata Santa Rita
5 empleados alemanes:
Mina de plata La Chanita
1 director minero
Hacienda de beneficio Los Tolimanes
1 asistente
Fundición Molino de Tolimán
1 herrero, 2 fundidores.
2. Mineral San José del Oro
Mina de oro SantísimaMina de oro San VicenteMina de oro y plata ChalmaMina de oro y plata San AntonioMina de oro y mineral ferroso Santa Matilde, La Encarnación, La Placita, San Rafael, fundición La Encarnación
3. Mineral Pachuca
Mina de plata Nuestra Señora de los DoloresMina de plata Dulce Nombre de JesúsMina de plata Preciosa Sangre de CristoMina de plata Degollación de San Juan Mina de plata La Santísima TrinidadMina de plata Santa EulaliaMina de plata Las Nieves, dos haciendas de beneficio: hacienda de beneficio Loreto y hacienda de beneficio San Antonio
III. Inspección Angangueo
Mina de plata Nuestra Señora del Carmen
13 empleados alemanes: 1 director minero
Mina de plata La Purísima Concepción
1 contador

1 oficial de fundición
Mina de plata San Atenógenes
1 maestro de construcción
Hacienda de beneficio San Juan Nepomuceno hacienda La Santísima Trinidad
3 herreros1 mecánico, 1 talabartero, 3 mineros, 1 constructor de bombas.
IV. Inspección Real Arriba de Temascaltepec
1. Mineral Real Arriba:
9 empleados alemanes:
Mina de plata Minas Rincón
2 directores mineros
Hacienda de beneficio Hacienda Grande
2 asistentes, 1 contador

4 mineros
2. Mineral Sultepec
Mina de plata Santa CruzMina de plata QuilacheMina de plata Socavón de la mina GrandeMina de plata El Cretón GrandeHacienda de beneficio Carvajan
3. Mineral del Cristo
Mina de plata Santo CristoMina de plata DuraznoMina de plata TrinidadMina de plata DoloresMina de plata Camote
Los directores en Alemania mandaron en octubre de 1827 una comisión investigadora a México para que decidiese cuáles minas se seguirían explotando. Se eligió para ello al mineralogista prusiano Johann Christian Lebrecht Schmidt, famoso por sus teorías de geología y vetas metálicas, quien además tenía mucha experiencia práctica.[
23] Entre mayo y agosto de 1828 Schmidt inspeccionó los distritos mineros y reportó que encontró buena organización y economía. El único cargo que se podía hacer a Stein era el de atender negocios personales y el haber disipado el capital adquiriendo minas demasiado distantes entre sí. Por lo tanto Schmidt aconseja a la dirección alemana a limitarse a las minas de El Chico, Santa Rosa, Zimapán, San José del Oro y Angangueo. Calcula además los gastos necesarios para trabajarlas modernamente y las ganancias futuras. El que Schmidt sea empleado gubernamental y científico prusiano, su reputación como técnico y su fama de erudito inducen a los accionistas alemanes a seguir sus recomendaciones, pues les parece imposible que su reporte sea demasiado optimista o erróneo. El mismo Goethe, a quien se había enviado una copia del reporte general de la dirección de la compañía a la asamblea escribe con admiración a la oficina de minería en Bonn.

el reporte me ha asombrado y llenado de admiración hacia el director de allá, el señor Schmidt. A pesar de ser el objeto verdaderamente un laberinto y la administración tan complicada, el reporte es perfectamente inteligible. Ojalá que el éxito premie tan altos gastos y los esfuerzos de una empresa tan loable.[
24]

Goethe fue probablemente accionista de la compañía minera alemana, empresa que se había convertido, dados los intereses personales de la casa reinante de Prusia, así como de los círculos industriales más renombrados, en un proyecto nacional; por lo menos así lo consideraban, al igual que Goethe, los interesados en ella. Pero en realidad fracasó.

Entre los años 1825-1830 sólo se extrajeron de las minas 16 960 kg de plata y 55.3 de oro, teniendo altísimos gastos tanto salariales como inversiones en maquinaria, bombas, etcétera. En los años treinta se declarará la bancarrota de la Compañía Alemana-Americana de Minas. Las causas de su fracaso, como de las múltiples compañías mineras extranjeras, son objeto de estudio de trabajos concienzudos sobre la minería de México en esta época entre los que destaca el de Robert Randall.[25]

LA REPRESENTACIÓN OFICIAL DE LOS INTERESES ALEMANES EN MÉXICO

Para la historia social mexicana es de interés que en la primera década de vida independiente el número de alemanes que llegaron al país no haya sido reducido. Hacia fines de 1826 hemos visto que sesenta y dos residían en el país empleados por la compañía minera y una cantidad grande de técnicos mineros estaba además al servicio de compañías ingleses, como consta en documentos —sobre todo pasaportes— del Archivo General de la Nación. Por ejemplo, aparecen en 1826 y 1827 más de cuarenta empleados de la Compañía Unida Mexicana, en Oaxaca, más de veinte de la de las minas de Tlalpujahua y cinco de Zacualpan.[26]
Hasta fines de la administración de Victoria, después de españoles, ingleses y franceses residentes en México, los alemanes —de origen de una región de habla alemana— estaban numéricamente en cuarto lugar entre los europeos extranjeros en México y representaban, como se ha visto, intereses capitalistas comerciales o inversionistas. En los trabajos de la doctora Bopp se hace hincapié en algunas personalidades relevantes para los aspectos culturales dentro de las relaciones mexicano-alemanas.[
27]

Es interesante notar, sin embargo, que el grupo de alemanes fue heterogéneo y que pocos permanecieron en el país, ya fuera como dependientes o técnicos asalariados de las grandes compañías o casas comerciales, ya como empresarios o comerciantes independientes. Inclusive quienes optaron por adquirir la nacionalidad mexicana, como Wilhelm Stein, regresaron más tarde, enriquecidos, a su patria.[28] La colonia alemana en México, aunque representaba intereses comerciales y financieros de su país de origen de cierta importancia, no parece haber tenido gran influencia política en México, dado que tardaron en regularizarse las relaciones diplomáticas germano-mexicanas. Alemania no era una potencia europea unificada en estos años y por eso para rastrear los primeros pasos diplomáticos, hay que seguir las negociaciones que cada estado alemán entabla con los delegados mexicanos. Esto lo llevó a cabo Hendrik Dane, quien explica que fue la presión de los intereses económicos europeos la que llevó a que se reconociesen los países latinoamericanos diplomáticamente.
Sigue este historiador el afán mexicano por conseguir el reconocimiento político y por entablar tratados de amistad, navegación y comercio, esfuerzo que a su parecer es el hilo rojo que caracteriza las relaciones entre México y los estados alemanes.[
29] Explica cómo fueron las ciudades hanseáticas, que habían asumido el importante papel de intermediarios, las que, como primer Estado alemán, cierran un tratado con México. Divide en tres etapas cronológicas el desarrollo de las relaciones diplomáticas mexicano–alemanas:[30]

a) Durante la primera los gobiernos alemanes hacen hincapié en el “principio de legitimidad”, en consideración con los intereses de la Santa Alianza: En efecto hasta 1823 solamente tienen lugar pláticas informales entre Gorostiza y Becher, subdirector de la Compañía Alemana de Indias. El ministro prusiano Bülow se muestra interesado en formalizar relaciones con México.

b) En la segunda los comerciantes mexicanos van conquistando el mercado mexicano para mercancías alemanas, obligando, una vez establecidas relaciones comerciales, a sus gobiernos a proteger sus intereses. Hacia 1825 Luis Sulzer es nombrado agente comercial prusiano, pero como su patente no se dirige al gobierno sino a las “autoridades superiores” no recibe exequátur. Se nombran vicecónsules mexicanos en Prusia. En el mismo año las ciudades hanseáticas nombran a un agente comercial, que por no traer documentos oficiales de cónsul también enfada al gobierno mexicano. También Wüttemberg y Baviera nombran agentes comerciales, pero estos estados nunca formalizan tratados con México. En cambio, Prusia entabla desde 1826 negociaciones sobre derechos de preferencia bajo absoluta reciprocidad, lo que obviamente era una concesión ficticia para Prusia y nociva para México.

c) En la tercera etapa se redactan y firman ya tratados de amistad y comercio, lo que significa el reconocimiento oficial de México como nación independiente. Efectivamente ya en 1827 Hannover —dados sus lazos con Inglaterra— firma un tratado que al mismo tiempo firmaban los ingleses con México. Las negociaciones con Prusia, en cambio, fueron mucho más lentas, y no fue sino hasta 1830 que se nombra cónsul prusiano en México y hasta 1831 que se firma un tratado de amistad y comercio. Fue ratificado finalmente en 1834. Sajonia nombra a un cónsul en México en 1831.

Realmente importantes para las relaciones mexicano-alemanas fueron solamente Prusia, Sajonia y las ciudades hanseáticas. Las dos primeras porque eran los lugares de origen de la mercancía alemana exportada, generalmente en barcos hanseáticos, a México. México en cambio, no exportaba a Alemania sino materias primas, sobre todo palos de tinte, cueros, cochinilla, zarzaparrilla y vainilla. Rara vez se remitía plata.[31] Por lo tanto las relaciones económicas entre Alemania y México que se inician en los años veinte son unilaterales y desiguales. Se puede hablar pues de un incipiente imperialismo.[32]

Es a mediados del siglo y durante la intervención francesa y la guerra civil norteamericana cuando comerciantes alemanes, sobre todo hanseáticos, llegan a jugar un papel importante en la vida comercial mexicana. En esa época, que habrán que tratar en detalle otros trabajos, queda en manos de alemanes gran parte del comercio en mayoreo y menudeo, sobre todo de textiles y artículos de ferretería, así como toda clase de negocios de importación y exportación. Pero al normalizarse las relaciones diplomáticas con los antiguos invasores, obviamente la situación cambió en perjuicio de los comerciantes alemanes.

Es de notar, empero, desde el punto de vista diplomático, que desde años atrás los estados alemanes asumían un papel especial en México, precisamente en contraposición a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España, pues ellos no estaban en posibilidades de presionar a México militarmente. En ocasiones este país subrayaba con ostentación sus buenas relaciones en Prusia, acostumbrado a las constantes amenazas armadas de las otras potencias.

Por el otro lado, el cónsul prusiano residente en México, que no podía recurrir a tales presiones, en comparación con sus colegas, se veía obligado a adoptar una posición neutral y a seguir estrictamente una política de no–intromisión en cuestiones internas del país. Esto llevó ya en 1839 a que se le confiase el papel de árbitro entre los Estados Unidos y México.[33]

A la vez los intereses comerciales europeos en México, ingleses por ejemplo, nunca se vieron seriamente afectados por la actividad comercial y minera alemana, pues estos comerciantes también importaban en un porcentaje alto mercancías inglesas y francesas. Además, como se ha visto, el intento minero alemán fracasó ya durante la tercera década del siglo y no hubo más inversiones alemanas en gran escala.
Katz ha demostrado que esta situación cambia radicalmente hacia fines del siglo, cuando la ofensiva comercial y financiera alemana hacia toda Latinoamérica se intensificó notablemente.[
34]

La industrialización alemana, cuyo “despegue” se puede situar en los años cincuenta, llevó hacia fines del siglo XIX a la construcción de la flota alemana, al auge de la industria pesada del acero y del comercio, al florecimiento de los bancos. Esto explica la importancia cada vez mayor del mercado latinoamericano para la nueva potencia económica y política. Como la expansión alemana se concentró en el campo comercial, en contraposición a la inglesa y francesa, el rival más peligroso resultó ser los Estados Unidos.

México es, finalmente, el país donde cristalizó la rivalidad germanonorteamericana después de 1914, como lo ha analizado estupendamente Friedrich Katz. Su libro es otra obra alemana sobre México que desgraciadamente aún no se ha traducido. Trata de Alemania, Díaz y la Revolución Mexicana.

APÉNDICE 1
Carta de Wilhelm Stein dirigida a la Dirección de la Compañía Minera Alemana en Elberfeld.[
35]
México, del 24 de junio al 20 de julio 1824.
Igual de difícil como fue para nosotros localizar el domicilio del señor Sulzer, conocido aquí como don Luis, fue convencerlo y ganarlo para nuestros fines y para nosotros por largo tiempo; la razón es que múltiples negocios y sus relaciones con altas personalidades le toman la mayor parte de su tiempo. No fue sino hasta el segundo día de nuestra llegada cuando pudo por la noche hacer con nosotros un paseo, pero también en esta ocasión fue imposible conversar con él sobre nuestros asuntos interrumpidamente. Pues nos condujo hacia una plaza con fuentes y árboles situada dentro de la ciudad —una especie de Prado— y ahí encontró a ¡tantísimos conocidos!
Sin embargo, esto no dejó de ser interesante para nosotros. Sobre todo fue agradable hacer migas con el señor del Río, catedrático de Minerología, a quien inmediatamente visitamos el día siguiente. El señor del Río es español de nacimiento, más o menos de 60 años, y no sólo estudió con Werner en Freiberg minerología y conoce la mayoría de las minas alemanas sino también visitó una gran parte de las empresas francesas e inglesas.
Cuando lo visitamos en el Palacio de Minería (un edificio destinado para escuela de minerología y construido con mucho lujo), estaba impartiendo una cátedra, sirviéndose de unos apuntes de Werner como guía. Nos asombró encontrar el salón que estaba rodeado de vitrinas con colecciones mineralógicas, tan vacío y expresamos nuestro azoro. Pero el catedrático nos explicó que el interés por la minería científica apenas estaba despertando en México y que hasta el reciente cambio de gobierno se sentía un profundo desprecio por todos los estudios teóricos.
Entregamos al señor del Río nuestra recomendación escrita por la universidad de Bonn que leyó con atención y le pedimos permiso para ver la colección mineralógica, a lo que accedió con gusto. Aunque no es tan rica como nos la imaginábamos, y en gran medida las muestras estaban muy destruidas, estos productos americanos sí fueron lo suficientemente interesantes para que pasáramos casi todo el día estudiándolos. Ya nos íbamos a despedir cuando el señor del Río nos invitó a pasar al cuarto de junto, donde vimos un cabinete de física que es uno de los más ricos que se pueden visitar.
Desde entonces, como hemos podido saber, el señor del Río ha mostrado el escrito en latín de la Universidad de Bonn al ministerio, pues aquí no existe una institución equivalente, y también nos presentará a los demás maestros de las ciencias naturales.
No dudamos en lo más mínimo del feliz éxito que tendrá nuestra empresa. Pues en el momento casi todas las minas están abandonadas y el gobierno está interesadísimo de impulsar los trabajos en ellas así como de asistir a quienes se quieren dedicar a la minería y están provistos de las fuerzas físicas e intelectuales para ello. Además esperamos estar pronto bien orientados para divisar el camino más rápido y adecuado a seguir.

De ahí que nuestro propósito sea emprender lo más pronto posible un viaje a los distritos mineros. Iremos sólo el señor Von Gerolt y yo, mientras los demás se ocuparán a su manera. Así por ejemplo Hehner y Jung han arreglado un taller de carpintería en donde hacen mesas y sillas, la base de nuestros muebles para la casa de la agencia en México. Sartorius va a dibujar paisajes y coleccionar material para su obra literaria sobre los habitantes y el medio rural en México. Para conseguir los medios necesarios piensa usar su talento como dibujante de retratos. Kassler, nuestro médico, también ya está a punto de independizarse y tiene posibilidades de convertirse en un hombre rico. Hoy por la mañana inició la tarea de curar una inflamación del diafragma y ya desde Jalapa empezó a ganar dinero. Antes de iniciar a practicar públicamente tiene que presentar un examen, pero quizá hasta se le dispensa por tener estupendas calificaciones y gracias a nuestras relaciones.
En la capital prevalece absolutamente calma y con excepción de unos tiroteos que se tienen con los partidarios de algunos jefes y que más merecen ser denominados bandidos, en todo el país hay paz. El Congreso sesiona diariamente en las mañanas de las 10 hasta las 4 de la tarde. Parece que la Constitución será como la de Colombia, que se ha tomado como modelo. Parece que el gobierno se fortalece de día a día y su dignidad aumenta constantemente. Aquí no hay Inquisición.

Nuestro equipaje que habíamos dejado en Veracruz al fin llegó el 10 de julio —después de que ya nos habíamos preocupado mucho sobre su paradero— en perfecto estado a la capital. No todos los viajeros han tenido esta suerte. Dos jóvenes ingleses con nombre Penny que vinieron a abrir una agencia comercial perdieron la mayor parte de sus bienes y también un alemán la mercancía de un valor de varios miles de pesos.

Al cónsul general inglés O'Gorman le robaron unas treinta botellas de azogue, de un valor de 1 500 pesos, y lo más chusco del caso es que el bandido Gómez le hizo saber por una nota mandada con un arriero, que había tomado el azogue para bien del ejército nacional —que es como denomina a su pandilla.

Dicen que en el interior del país, hacia el norte y por el camino hacia Tampico no hay tal inseguridad; sin embargo todo conocedor del país nos aconseja no viajar a los distritos mineros en número reducido y andar armados inclusive en nuestras inspecciones geognósticas. Si recuerda uno que, hace poco, un botánico francés que hacía un paseo acompañado con la familia del catedrático Cervantes fue asesinado mientras se separaba sólo por un momento de sus compañeros, parece que esos consejos son sabios y las medidas recomendadas necesarias. Es tanto más necesario viajar armado cuanto siempre existe la posibilidad que estallen nuevos disturbios políticos que siempre movilizan a gran cantidad de granujas, lo que perturba la seguridad de los caminos. Así acaba de llegar la noticia de una nueva insurrección en Oaxaca y se dice que se mandará una expedición militar hacia allá para implantar el orden. Parece que el movimiento no es de importancia, como todos los similares, pero el gobierno tiene que actuar con más severidad si no quieren que estos levantamientos se repitan con los cabecillas de ellos indefinidamente.
Gracias al señor del Río hemos conocido a varios hombres extraordinarios que nos pueden ser muy útiles por sus conocimientos y sus influencias. Sobre todo me refiero al señor José María Bustamante, un hombre conocido por todos, admirado por sus fundados conocimientos en ciencias matemáticas y físicas y estimado y respetado por su estupendo carácter y su modestia. Es al mismo tiempo diputado en el Congreso y casi sólo pronuncia discursos sobre temas mineros. En la sesión del 4 de julio hizo una sugerencia, que si logra realizarse y eso todo mundo lo cree, sería de gran provecho para las nuevas compañías mineras. Pues lo que intenta Bustamante es que se suspenda la ley sobre la denuncia de minas desamparadas por algún tiempo, pues esto ha llevado a mucha especulación; pues enterados de la creación de las compañías mineras, por esta ley muchos abandonan muchas minas para después comisionarlas a precios de usura a las compañías.

Además cuento entre aquellas estupendas personas a los hermanos Fagoaga, el marqués y el alcalde de la capital, ambos sumamente cultos en ciencias naturales, pero sobre todo también uno de los miembros del triunvirato: al general Guerrero [sic] [los otros dos son Victoria y Bravo]. El general posee personalmente minas y es propietario de un distrito sumamente rico en vetas, sugiriéndonos que lo visitáramos y las inspeccionáramos. Cuando lo visitamos nos mandó traer algunas cajas con muestras minerales —todos de sus propiedades— y nos pidió información sobre naturaleza y contenido argentífero de cada una de las pruebas. Si su salud se lo permite, quizá nos acompañará durante nuestros recorridos mientras éste pase por sus propiedades. Pero está muy débil por las múltiples heridas que ha obtenido en sus campañas y una de ellas, la más reciente, procedente de una bala que le pasó por el pecho, hasta nos hace temer por su vida. La razón radica en que médicos torpes la dejaron cerrar demasiado temprano y la infección ha pasado al pulmón, por lo que el general esputa sangre y pus y hasta pequeños pedazos de hueso.

Desde hace cuatro o cinco días nuestro compañero de viaje, el señor K. lo está tratando, y espera que con dieta sumamente severa y abstención de todo negocio y administración se vuelva a recuperar.

Encontramos una amable acogida en casa de nuestro compatriota el señor Ruperti. Como tiene amplias relaciones y buenos conocimientos del país nos será él muy útil para muchos asuntos. Lo mismo espero del señor Richards, uno de los agentes directores de la casa Barklay en Londres; también tengo que mencionar entre aquellos, cuyo trato nos podrán ayudar a nuestra finalidad, al señor Mornay. Es el primer agente y mineralogista, de la compañía de Alamán y es uno de los hombres más instruidos y hábiles que he conocido. Nos va a presentar en estos días al señor Alamán, del que ya poseemos un escrito muy amable como respuesta a la carta de la Universidad de Bonn, y donde nos asegura que al gobierno le será un placer poder asistirnos en nuestra finalidad: que para esto ya se dieron órdenes a la Escuela y al Tribunal de Minería así como a los demás institutos científicos de la capital de prestarnos toda ayuda posible.

Nuestro taller ya está instalado y ahora rápidamente organizaremos un pequeño laboratorio, para iniciar el análisis de las pruebas del mineral que nos han traído. Hemos tenido que comprar camas ligeras, fáciles de transportar, sábanas y toallas, así como utensilios de mesa y casa todo a precios bastante altos. Lástima que en Europa no conocíamos la situación bien: muchas cosas las hubiéramos podido adquirir con la cuarta parte del precio allá. Sobre todo los artículos de vestir son inmensamente caros; un sombrero decente cuesta 10 pesos, igual de tanto un par de botas de cuero negro y un saco de tela fina no se consigue abajo de 40 pesos.

Al principio todos padecimos de diarrea y algunos que todavía la tienen se han debilitado tanto por ella, que apenas pueden caminar por quince minutos. Casi todos los europeos sufren de esta enfermedad durante algunos meses. Aunque todos dicen que proviene del agua, yo más bien creo que se debe al cambio de clima como razón principal.

Aunque en el país existen abundantes minerales de estaño y hierro, en la actualidad no hay sino unos pequeños altos hornos en la región de Durango que producen diariamente unas setenta y cinco libras, por lo demás no existen ferrerías en todo el país. El estaño mexicano es estupendo aunque el mineral se extrae de manera muy inadecuada, al igual que el mineral ferroso. Si se pudiera combinar aquí el procesamiento metálico con la obtención de ácido sulfúrico, las ventajas serían tanto más grandes, cuanto aquí se paga por el ácido un precio ocho o diez veces mayor que en Europa. Lo mismo pasaría con la pólvora que es sumamente mala, extraordinariamente cara y está prohibida su importación de manera más estricta. ¡Cuánto podría hacerse con cierto capital en este país! Por ejemplo se fabrica vidrio en un solo lugar (cerca de Puebla) y se producen únicamente vasos tan burdos, corrientes y malos en calidad, que casi todos los recipientes de vidrio tienen que importarse de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra.

En el momento el Congreso está fijando los impuestos, o más bien disponiendo cómo los diferentes estados contribuirán en la recaudación de las sumas necesarias para la administración general. Lo más común es que los diputados opinan que el estado que representan es demasiado pobre y escasamente poblado, o sufrió demasiado durante las guerras para poder pagar las cuotas fijadas por la comisión; pero a fin de cuentas, hacia fin de las discusiones sí se acepta lo dictaminado por la comisión. Lo que es sumamente raro es que esa repartición se hace basándose en el Essai politique de Humboldt y las noticias estadísticas publicadas ahí, y que la comisión, como ella misma especifica, no tuvo a la mano otros materiales que aquellos que ese escritor proporcionó hace veinte años en su obra pero que en su totalidad, como admite la misma comisión, es incompleta, precisamente en sus partes estadísticas y por lo tanto no puede explicar el estado actual de las diferentes regiones del país y su manufactura, dado que han pasado ya veinte años desde que se coleccionaron aquellos datos.

Ayer en la noche, el 17 de julio, nos mudamos a nuestra nueva casa que rentamos directamente. Nos proporciona espacio en abundancia pero todavía extrañamos muchas comodidades. Nuestro mobiliario consta de una docena de sillas una mesa de pino que nos ha prestado el señor Sulzer. En unos días estarán listas las tres mesas que se hacen en nuestro taller y entonces estaremos, para México, donde es muy rara una casa realmente bien amueblada, ya muy bien acomodados.
Hace unos días el Congreso Constituyente aprobó que el Poder Ejecutivo estuviera en manos de uno sólo que tendrá el título de presidente de los Estados Unidos Mexicanos y será elegido cada cuatro años, pues se ha visto que no es adecuado que el Poder Ejecutivo se encuentre en manos de una junta de tres hombres selectos como hasta ahora.

Diariamente aumenta aquí el número de extranjeros y pronto México será como una ciudad europea. Los alemanes no son los de menor número entre ellos y también aquí el afán y la diligencia alemanas han conquistado buen renombre. El mejor sastre de la capital es un alemán; el mejor zapatero es un alemán; alemanes están instalando enfrente de nuestra casa la primera curtiduría al estilo europeo y trabajan una cervecería. Pero ¿a qué va esa alabanza de los alemanes? No hace sino demostrar que prospera mejor en cualquier parte ¡menos en la propia tierra!

Entre los extranjeros nuevos se encuentran dos compatriotas que nos han sido recomendados especialmente y que cerca de Puebla tuvieron un encuentro con el terrible Gómez. Venían acompañados por una escolta de 41 hombres pero esto no contuvo los bandidos en asecharlos, mientras el jefe de la escolta decía que no se podía batir y que sería conveniente capitular.

Efectivamente iba tan mal pertrecha la escolta, con pésimas armas y malos caballos, que pareció razonable el consejo. Por eso se dio una señal y se acercaron los dos partidos. Gómez preguntó por el nombre de los pasajeros y la finalidad de su viaje y, convencido que no estaba entre ellos ningún español europeo, los dejó pasar sin causarles ningún daño ni robarles algo. ¡Sí! Inclusive fue tal su caballerosidad, que mandó a dos de sus gentes a avisar a las tropas estacionadas más adelante —pues así se expresó el bandido—, de que pasarían los viajeros y enviándoles sus órdenes. Seguramente sólo el hecho que entre los pasajeros venía un mexicano muy respetado por el pueblo y el gobierno mexicano causó el buen comportamiento del bandido, quien parece estar harto de la vida que lleva. Pues unos días más tarde se supo que escribió al general Vittoria [sic] pidiendo amnistía, que no ha sido concedida por el gobierno pues, cada vez que ha sido perdonado, ha iniciado de nuevo atrocidades con mucha crueldad. Por lo demás, Gómez no es el único que ejerce este bandidaje tan pernicioso, sino en todas partes hay quienes utilizan las luchas políticas como pretexto para apoderarse de propiedades ajenas y por eso todavía tardará mucho hasta que en todo el país prevalezca la tranquilidad.

Yo no sé si aquellos que hace poco iniciaron levantamientos en Oaxaca y, por darse cierta legalidad, escribieron al Congreso una nota pidiendo la expulsión o encarcelamiento de todos los europeos tuvieron motivos más nobles que los arriba mencionados; pero realmente lo dudo, pues, también aquí la virtud de patriotismo puro es una de las más raras.

En el momento México parece estar saturado con mercancías, pues no se oyen sino quejas sobre precios y grandes pérdidas. Si bien puede haber algo de verdad en ello, mucho es exageración. Hemos podido comprobar con nuestras propias experiencias. Trabajos de joyería en oro por ejemplo, que en París cuestan 8 ó 10 francos se venden a 15 pesos, y vestidos de dama, que en París adquiere uno por 36 hasta 50 francos, se venden aquí por 80 ó 90 pesos.

También por objetos de hierro colado, que trajimos más bien para hacer la prueba, se
pagó la quinta o sexta parte.

APÉNDICE 2
Llegada de mineros alemanes a México
1a. Secretaría de Estado. Año de 1825Sección de Gobierno. Pasaportes n. 92
El director de la Compañía Alemana Americanade Minas pidiendo que a los extranjeros que vengan empleados al servicio de ella se les permita entrar libremente.
1 septiembre 25
Excelentísimo señor
Según las noticias que me dieron los directores de la Compañía Alemana Americana de Minas en una carta recién llegada, han de venir muy breve y repartidos en varios buques de la Compañía Alemana de Indias Mercantil un número indeterminado de maquinistas, mineros, artesanos y otros sujetos inteligentes y propios para trabajar las minas de este país. Pero como todavía no ha pasado el tiempo de enfermedad en la costa, sería muy perjudicial para estos hombres de quedarse allá hasta que les vengan los pasaportes solicitados en el modo usado y despachados de la capital. Y siendo para la compañía que represento irreparable la pérdida de cualesquiera sujeto de la mencionada expedición, no teniendo con qué suplirla, quedando enterado del gran desastre que ha sufrido la Compañía del Real de Monte, la que perdió cerca de la mitad del número de gente de que se compuso la expedición (de 28 personas murieron 13, y otras se quedaron enfermas en el camino): yo he hecho las diligencias necesarias para que toda la gente, luego después de haber desembarcado, y dejando siguiera una parte del equipaje se ponga en camino para esta capital, y para no encontrar impedimento inesperado en la ejecución de este plan en las leyes de policía o seguridad pública, tomo la libertad de suplicar a vuestra excelencia se sirva mandar instruir al comandante militar de Alvarado, como aun a las autoridades civiles a quienes toque, que no pongan obstáculo alguno a la marcha de esta gente, sino dejen pasar a esta capital a todos ellos que manifiesten ser iniciados en el servicio de la Compañía Alemana Americana, sea por los papeles que traigan sea por testimonio de los agentes de la Compañía Alemana de Indias, residentes en Alvarado.
Tengo el honor de ser el más atento y seguro servidor de vuestra excelencia.
Guillermo SteinDirector de la Compañía Alemana Americana de Minas
FUENTE: Manuscrito en el Archivo General de la Nación, Pasaportes, v. 4, f. 59.
El gobierno del estado ofrece el cumplimiento de la orden de su excelencia el presidente para que se permita internar sin detener en la costa a todos los maquinistas, mineros, artesanos y otros individuos destinados a las minas de la Compañía Alemana Americana que deben llegar en diversos buques.
Veracruz, 28 de septiembre, 1825
FUENTE: Manuscrito en el Archivo General de la Nación, Pasaportes, v. 4, f. 63.
Mercancías importadas por casas alemanas
Manifiesto de cargamento de la goleta inglesa Princess of Wales. Su capitán Wales Peck, con 106 toneladas de registro y 7 hombres de tripulación, procedente de Antwerpen, con 66 días de navegación.
A los Señores Reuss, Kirchhoff y Compañía.
[Se omite designación del número de la caja.]
Catorce cajones cintas de hilo
nueve fardos idem
tres cajones cintas de seda
cinco fardos sarasas y chales
tres barriles de mercurio
siete cajas de mercurio
cien cajas de Ginebra
un fardo cotonia listada
treinta pipas vino tinto
ocho fardos frazadas
trescientos cincuenta Damajuanas de Ginebra
seis cajas jamones
tres idem vidrios
tres barriles cuentas
ciento cinco cajitas vino francés
diez pipas idem
cinco cajones lienzos y géneros
un cajón de algodón
doscientas arrobas pescado seco
vienticuatro piezas lona
cinco cajas lencería
un cajoncito idem muestras
cuatro fardos géneros de lana
vientidós cajones con armas
un cajón con idem



Señores Hartley Green Ruperti
diez fardos de lencería

once fardos papel

veintitrés fardos papel


a la Agencia de la Compañía Alemana
un cajón con instrumentos para barrenar

un idem con armas

un idem, idem

seis cajones azogue


Señores Reilly y Suberville[
36]
cinco fardos géneros de lana

total: 818 ochocientos diez y ocho bultos sin contar la cantidad de pescado seco.
Juro no tener otras mercancías a bordoAlvarado, octubre 26 de 1824
Valdez [rúbrica]Wales Peck [rúbrica]FUENTE: Manuscrito en el Archivo General de la Nación, Aduanas, v. 371,1824/25, s. f.
Señor Administrador de la Aduana Nacional. Sírvase vuestra merced mandársenos la guía para el arriero Macimo Frayoso, vecino de San Cristóbal, con quien remitimos escalada en México y a entregar a los señores Buchan, Matthiessen y Compañía en México, con las marcas y números al margen los efectos siguientes. A saber:
Marcas número[Se omiten.]
una caja con 46 piezas sombreros de niños
38rs
130.0.0
un fardo con 113 libras cera blanca de Hamburgo
96rs
54.2.
un id. 331/2 Doz.s Hozes ordn s
12rs
50.0.
seis cajitas de a 25 libras alambre de latón 150 lb
1 1 /2rs
28.1.
un barril con 15 planchas de latón 150 lb
id
19.5.6.
un barril con 45 id enrolladas 145 lb
id
27.1.6.
una caja con 6 cajitas de 25 librasalambre de latón 150 lb
id
28.1.
tres cajas cada una con dos cajitas vidrio plano
10 rs
30.0.0.
una caja con 35 Dzs agua de colonia
8 rs
16.6.3.
dos cajas cada una con 10 dzs vasos
30 rs
60.0.0
una caja con cuarenta piezas lozas,a saber: cafeteras, azucareras, 97/12 dzs tasas

50.0.0.
una caja con 20 dzs agua de colonia Alf. 5 lb
8 rs
9.4.11
dos cajitas cada una con 4 vidrios de espejos
41/2rs
36.
una caja con 143 libras de planchas de latón
11 /2rs
26.6.6.
total : 17

574.4.8.
derechos ad. 25% 143.9.2.
Alvarado el 7 junio 1825 pr. Buchan Matthiessen y CompañíaW. Ebert [rúbrica]
FUENTE: Manuscrito en el Archivo General de la Nación, Aduanas, v. 371,1824/25, f. 1299.
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute [editor], México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 7, 1979, p. 67-92.
DR © 2005. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas

Austria

Eberhard Kölsch


El autor de este Blog, junto a Eberhard Kölsch, Embajador de Alemania en México e incha del equipo de Foot ball (Fussball) de Sttugart.

Friday, May 12, 2006

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Thursday, April 20, 2006

WILKOMMEN

Quiero empezar un espacio para narrar historias sobre los alemanes en México, que sea un punto de unión para muchos que compartimos esta y otras inquietudes, como lo son costumbres y tradiciones, no sólo de Alemania, sino de otras naciones germano parlantes, en específico las aportaciones a la cultura y desarrollo de México y América Latina.
Danke Shoen und Wilkommen